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Diario de un Exorcista #277: ¿El Se comió un demonio?




["Grace Before Meat," Jan Steen, 1629-1679]

 

Hace algún tiempo, advertí a la gente contra "comerse un demonio". Conté un incidente en el que estaba almorzando con una persona de muchos dones:

 

La persona tiene el don de ver demonios. El camarero colocó los platos de comida.

delante de nosotros, pero mi compañera no empezó a comer. Fue un momento notablemente incómodo. Finalmente, levantó la vista y dijo: "¿No vas a bendecir la comida?" Por su comportamiento, supe que algo estaba pasando. Respondí: "¿Hay algo malo con la comida?” Ella asintió, pero no dijo nada. Conjeturé, “¿Hay demonios en la comida?" Ella dijo en voz baja: "Sí". Di la bendición típica sobre la comida. Ella dijo que los demonios se fueron rápidamente. *

 

Recientemente, una familia se fue de vacaciones a un país de América del Sur. He aquí el relato personal de la madre, quien lo compartió conmigo y uso con su permiso:

 

Mientras mi familia se acercaba a la variedad de platos de un buffet, recordé el consejo de Mons. Rossetti acerca de bendecir las comidas. Inspirada por el Espíritu Santo, pedí una pausa para orar antes de comer. Todos los miembros de la familia, con la excepción de mi segundo hijo mayor, inclinaron respetuosamente la cabeza. Este hijo, un joven de 21 años con una visión escéptica hacia la oración, no participó en el acto. Él dijo: "¡Mamá, estás llevando las cosas al extremo!".

Esa noche, mi hijo, que se había burlado de la idea de bendecir la comida, se enfermó con fiebre alta y una diarrea debilitante. Esto sólo duró unas pocas horas. Al día siguiente su salud volvió a la normalidad. Toda mi familia, especialmente mi hijo, quedó con un nuevo aprecio al poder de la oración y agradecimiento. Después de esto, mi hijo reza antes de las comidas.

 

Todos los miembros de la familia comieron lo mismo, pero sólo ese hijo se enfermó. El hijo, ¿tuvo mala suerte, o se comió un demonio?

Bendecir la comida es importante.** Lo que ingerimos en nuestro cuerpo puede tener un profundo efecto físico, psicológico e incluso espiritual. Lo más importante es que, al bendecir nuestra comida, damos gracias a Dios. Un corazón lleno de agradecimiento a Dios es un corazón que está firmemente encaminado al Reino.

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